Hoy, al salir de la facultad, nos hemos encontrado una caja de cartón llena de narices verdes de payaso. Así, sin vigilancia. Todo el que pasaba cogía una. Yo, haciendo uso de una de mis garras, me he hecho con seis. No sé para qué las quiero o para qué las voy a usar, pero el caso es que me han salido gratis. Tampoco tenía pensado ir a los chinos o a una tienda de disfraces y gastarme las perras en narices verdes de payaso, pero ahora tengo unas cuantas. En el caso de que pierda una o se me rompa, me quedarán cinco de repuesto.
En un papelito que había dentro de la nariz (buen lugar, por cierto, para guardar chuletas en épocas de exámenes) ponía que no era recomendable para menores de dieciséis años. No entiendo cómo alguien mayor de 16 años le puede ver la gracia a llevar una nariz verde de payaso. Bueno, el alcohol es capaz de hacer que juegues con la Nintendo 64, o sea, que ya tiene explicación. Se podía leer lo siguiente: "Este producto no es un juguete. Mantengase (lo han puesto sin acento, los analfabetos) fuera del alcance de los niños. Recomendamos supervisión por parte de un adulto."
A lo mejor todas esas narices verdes de payaso tenían dueño. Puede que fuera alguien tan confiado como para dejarlas ahí en la puerta. "Me dejo aquí las narices para la despedida de soltero de mi primo, que llevarlas todo el día de un lado para otro es un coñazo". Pues, querido amigo, como muy bien decía mi padre: "Te has quedado sin narices como yo me quedé sin abuela."
Cambiando de tema, la semana pasada se estrenó Quantum of Solace, la nueva película de James Bond, alguien que, de una película a otra, ha cambiado de edad, de color de pelo,... ¿Un James Bond negro para la próxima? ¡Yes, güi can! El caso es que traer a Valencia a los actores, director, etc. costó unos cien mil euros, que se dice pronto. Yo, sólo con ver el título y el póster de la película, me ahorro hasta los seis euros de la entrada de cine. ¡¡¡Que estamos en crisis!!!
"Cuánto sol hace" es una película que cuenta con gran dramatismo el sufrimiento de un hombre que acompaña a su chica "de tiendas". En el cartel ya se observa que a James no le mola ir a tiendas femeninas y que su chica se está empezando a arrepentir de haberlo sacado de casa. Bond, James Bond, junta las dos medias neuronas que tiene para, cual niño de seis años discutiendo con su madre, intentar escaquearse de ese suplicio. Empieza diciendo "¡Jo, cuánto sol hace!" y cuando su chica le contesta "Te jodes y bailas", se acaba la película.
¡Feliz día de nariz verde y que el Maestro Marama os bendiga!